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jueves, 2 de febrero de 2012

Facebook, ¿causa de divorcio?



Según esta nota aparecida en el diario Clarín (Buenos Aires, Argentina), "Las redes sociales se convirtieron en una causa de divorcio común en Estados Unidos. Un estudio hecho por La Academia Americana de Abogados Matrimoniales reveló que el 80% de las pruebas de infidelidad que se presentan, son muestras de la interacción de los acusados de infidelidad dentro de las redes sociales, y el Facebook, es la causa de 1 de cada 5 divorcios en ese país."
Es indudable que, como dice la nota, Facebook permite entablar fácilmente nuevas relaciones sentimentales o reencontrarse con ex parejas, y esto podría convertirse en motivo de muchas separaciones. Pero de ahí a echarle la culpa a las redes sociales...
Veamos. 
En primer lugar, quien elige con quién y cómo se relaciona es uno; Facebook no obliga a nadie a hacer algo que no quiera, ni a aceptar amigos que no le interesen. Que facilita encuentros sentimentales, sean estos transparentes o tramposos, es cierto; pero quien tiene la última palabra y decide hasta dónde llegar, es el propio usuario.
En segundo lugar, tendríamos que analizar por qué alguien prefiere pasarse horas en Facebook coqueteando con sus ex o con sus nuevas amistades en lugar de compartir ese tiempo con su pareja, la que tiene en casa. ¿Insatisfacción, inmadurez, incapacidad para comprometerse afectivamente, falta de comunicación, huir de la rutina, convivencia complicada...? Facebook no es el responsable de ninguno de estos motivos: sólo proporciona una vía de escape. 
En síntesis: no es Facebook, somos nosotros, los usuarios de Facebook, los que con nuestra conducta dentro de la red podemos llegar a molestar a nuestra pareja hasta el extremo de que quiera separarse. Así que ya saben: basta de andar echándole la culpa de nuestros divorcios a las redes sociales, al televisor, a la computadora, al fútbol, a la suegra, al trabajo, o cualquiera otra circunstancia que a nuestro entender hace que nuestra pareja se distancie de nosotros. Como dice el refrán: la culpa no es del chancho (Facebook, en este caso) sino de quien le da de comer: el usuario...



jueves, 22 de diciembre de 2011

La infidelidad como daño moral



Ayer leí una noticia que me llamó mucho la atención: un juzgado condenó a un hombre infiel a pagar $ 35.000 a su ex mujer por daño moral.
Más allá de la importancia de la suma, creo que lo trascendente de este fallo es que puede servir para hacerle tomar conciencia a los infieles de que hay cosas con las que no se juega.
Quienes hemos sufrido en carne propia la infidelidad de nuestra pareja sabemos cómo y cuánto duele, y cómo disminuye la autoestima. Y que además del daño afectivo la infidelidad produce también un daño moral... sobre todo si se entera todo el mundo, como suele ocurrir cuando el infiel tiene una conducta promiscua o despreocupada.
No es lo mismo limarse los cuernos a solas después de enterarnos de que nuestro hombre tuvo una aventura a 3000 kilómetros de distancia y en un lugar donde no lo conoce nadie, que tener que enfrentar a los amigos, familiares y compañeros de trabajo después de haber sido una la última en enterarse de que él está "de novio" hace más de un año con una compañera de oficina.
No es lo mismo sentir una pequeña prominencia en la frente luego de que él tuviera una escapadita discreta, un "toco y me voy", que enredarse en los árboles de la vereda por culpa de una cornamenta igualita a la de un ciervo embalsamado, fruto de la doble vida del infame.
No es lo mismo. El orgullo herido, la sensación de sentirse observada, compadecida o criticada son mucho más fuertes cuanto más estado público haya tomado la infidelidad. Y eso es lo que muchas veces los hombres no entienden: que si fueran lo bastante discretos como para que nadie se entere, no pasaría nada, porque ¡ojos que no ven, corazón que no siente!
Me parece auspicioso que se empiece a condenar a los infieles desfachatados, esos a los que parece no importarles nada el sufrimiento de su pareja. No se trata de prejuicios, ni de venganza, ni de nada parecido; la cuestión, a mi modo de ver, pasa por hacerle recordar a algunas personas el significado de la palabra RESPETO.
RESPETO por el otro y sus sentimientos.
RESPETO por el vínculo, por la palabra empeñada.
Y cuando hay hijos, RESPETO por una institución que merece todo nuestro cuidado y protección: la familia.
RESPETO, señores (y señoras) infieles. Simplemente, respeto.


Si te gustó esta nota, el libro te gustará mucho más.